Hipertexto de bitácora

A partir de la lectura de los distintos textos propuestos, me perece interesante rescatar  la relación que Huergo establece entre los sentidos que hegemónicamente se le asignan a la relación entre educación y comunicación. La educación  como ámbito de lo culto, y la escuela como el único lugar donde se producen y aprenden los conocimientos socialmente válidos para desenvolverse en la sociedad, quedando la  comunicación excluida de los procesos educativos.

En la actualidad, los espacios de comunicación/educación se encuentran en constante interrelación incluyéndose en  los procesos educativos  experiencias,  conocimientos de la vida cotidiana como insumos que retroalimentan los procesos de enseñanza aprendizaje. Los aprendizajes extra-escolares  se constituyen así  en fuentes de aprendizaje innegables y creadoras de subjetividad de los adolescentes que la educación formal  debe incorporar ( y muchas veces lo hace)  a sus prácticas. En este sentido, las prácticas de comunicación y educación trascienden las instituciones y las encontramos en otros espacios sociales , como pueden ser las plazas, el club, la calle, el ciber,el espacio virtual, etc.

Asimismo, la cultura y los medios masivos de comunicación  son igualmente productores de sentido y tienen incidencia en los distintos consumos culturales, prácticas, modos de interacción con los otros.

 En este contexto, en el desempeño del rol como docente la terea  del mismo , según expresa Mata,  debe ser una tarea de comprensión , de análisis e interrogación permanente respecto de la manera que influyen éstos  consumos culturales (y los diferentes y desiguales accesos a los mismos) en la vida de los adolescentes con los que trabajamos , reconociéndolos como sujetos de esa cultura masiva; contemplando todo esto a la hora de planificar y encarar nuestra tarea como docente.

                                                                                                          Verónica Píchard