de Melisa Mercado

Reflexionando sobre el tema que nos convoca, adhiero a que -aunque en la escuela que nos formamos queria negarse o silenciarse los medios e incluso controlar el efecto sobre nosotros; y el tiempo y la oferta era menor- inevitablemente siempre se produce un “intercambio de símbolos (al decir Ana Maria Nethol) entre los sujetos que profieren un acto de comunicación” Somos -entonces- nosotros los educadores los que tenemos que incorporar estos nuevos símbolos y apropiarnos de su significado, sin el prejuicio de que porque no dice ortográficamente lo correcto: T Kro sigue expresando afecto hacia el otro con el que –ahora- me comunico de un modo diferente.

Retomando lo que plantea Hergo,“(…) es la cultura mediático-tecnológica, una cultura indisciplinada, no académica y desordenada; lo que los altera a los docentes, es lo que los medios muestran, producen, desorganizan y reorganizan en la subjetividad de los alumnos”
Es un desafió a nuestro lugar de formadores de conciencia- que muchas veces nos lleva a creer que esta nueva educación es solo una “cruzada civilizadora contra los bárbaros digitales”…No era tan errado pensar que si no puedes contra ellos, quizas no debas confrontarlos sino escucharlos  #UNETELES- diria el Emperador Constantino#. 

Hablamos de "bárbaros digitales" para hacer referencia a una representación devaluativa de los sujetos juveniles constituidos por esta cultura como incompetentes, ignorantes e incorregibles. Y la reflexión que me lleva como educadora es superar la visión limitada de –a veces- su propia familia de no tomar un modelo tecnológico meramente a la herramienta mediadora del aprendizaje sino fomentar la posibilidad de aprehenderlo como propio e inherente a la constitución subjetiva de los educandos.