En este tiempo en el que día a día aparecen nuevas
tecnologías y nuevas formas de comunicación, se
percibe un cambio en las necesidades
de los jóvenes con respecto a las de los adultos. Los primeros, al estar
inmersos en estos nuevos medios, perciben el espacio y el tiempo, la velocidad
y la lentitud, lo lejano y lo cercano de una manera diferente a la de los
segundos. Se trata, según Jesús Martín Barbero, de una experiencia cultural nueva, o como W. Benjamin lo llamó, un sensorium nuevo, unos nuevos
modos de percibir y de sentir, de oír y de ver.
A su vez, Luciano Gallino (investigador de una de las
más prestigiosas Universidades de Italia) explica que comprendemos nuestra vida
y el mundo que nos rodea desde modelos
mentales, los cuales son mayoritariamente productos de la cultura y que proporcionan,
por así decirlo, ciertos esquemas de comprensión o de interpretación de las
cosas, de los acontecimientos, de los hechos que ocurren en nuestras vidas y en
el mundo. Estos modelos mentales son producidos y
puestos en circulación por los medios de comunicación y las nuevas tecnologías,
por lo que los jóvenes los introyectan y se apropian de ellos.
Adaptarnos a este nuevo
sensorium y comprender los modelos
mentales que poseen los jóvenes es un reto que debemos afrontar como docentes
para lograr una participación interactiva con los alumnos. Esto haría posible que podamos
entender sus inquietudes y su manera de ver las cosas y así, captar su atención
para vencer al aburrimiento de una manera entretenida para que aprendan con
entusiasmo e interés.
Siguiendo este tema, debemos
preguntarnos si los medios y las nuevas tecnologías poseen una dimensión
educativa o no. Para responder este interrogante, Jorge Huergo expone diferentes
posicionamientos dentro de los que se destaca la visión de los medios como “escuela paralela”, la cual
explica que la educación ha dejado de ser un asunto
exclusivamente pedagógico: la
escuela y los medios juegan un papel diferenciado en la percepción del mundo, la adquisición de valores y los
procesos de socialización, de manera paralela.


En conclusión puedo decir que los espacios mediáticos se encuentran presentes en cada aspecto de
nuestra vida cotidiana y forman parte de nuestra cultura, por lo cual debemos
aprender de éstos y ver de que manera los podemos utilizar para contribuir a
nuestro crecimiento y el de nuestros alumnos.

Son necesarios pero no
imprescindibles. Lo que continuamente deberíamos hacer es decodificar
todo lo que éstos nos brindan y ver realmente cuál es el mensaje. Son una gran
herramienta la cual tenemos que saber cómo utilizar.
La escuela ya se ha actualizado,
pasando de un aprendizaje por repetición en la que el docente tenía la verdad
absoluta (como muestra el siguiente video)
A la escuela en donde el aprehender
es mutuo entre el docente y el alumno, y el ámbito en el que se encuentra el
conocimiento es el académico. La siguiente nota del diario Clarín muestra una
escuela con dicha metodología.
Y por último, estamos llegando a la escuela 3.0, donde alumnos y profesores
se encuentran interconectados por medio de redes sociales, se aprehende de los
demás medios de comunicación y se debaten sus temas en clase, etc. El siguiente
link así nos lo muestra.
Hola Mónica.
ResponderEliminarYa que no aparece tan claramente en tu post, me gustaría que mañana en el final podamos pensar estas cuestiones a partir de tu propia experiencia y contexto.
Nos vemos